20 junio, 2006

Fútbol

Hay muy pocas personas que no sepan realmente qué es el fútbol. Unos pueden asociarlo a juego, otros a deporte, a negocio, ídolos…

Según entramos en un campo de fútbol lo que más puede impresionar es el tamaño del campo. Ya tenemos un campo para jugar al fútbol, por tanto, es un juego. Visto desde una altura mínima asemeja a los juegos de ajedrez, damas, parchís… los juegos de mesa clásicos. El fútbol no se juega en un tablero, pero su apariencia es la misma. Un tablero y veintidós fichas. Cada equipo está formado por once jugadores, y su objetivo es introducir una ficha esférica neutral llamada balón en la casa del equipo contrario, y digo la casa porque, aún llamándose portería, el significado es el mismo.

Detrás de cada equipo se esconde una afición de seguidores de ambos equipos. Personas que se transforman cuando ven a los jugadores del equipo elegido jugando un partido, y su alegría será recíproca a los goles marcados en la portería contraria. Existen muchas personas singulares dentro de ese grupo llamado afición. Algunos utilizan pelucas del color de su equipo, otros manchan sus caras con los mismos colores portando la camiseta y otros eligen alguna vestimenta típica de su lugar de nacimiento para marcar más énfasis en sus voces. Todo vale en el deporte rey.

Su riqueza le ha llegado gracias a nosotros, a todos sin exclusión, porque todos sabemos que ese juego existe. Que guste, o no, son dos opciones a seguir. Unos reparan en el juego, otros reparan en el espectáculo que se forma a su alrededor y otros se fijan en los jugadores. A estos últimos se les endiosa dependiendo de la destreza que tengan con el balón, y nosotros les bajamos o subimos cuando su juego es mediocre o espectacular. A fin de cuentas ¿qué es? Un juego.

Todo este ambiente es vivido por aquellos que se encuentran en el mismo campo de juego, y la vivencia es distinta si lo vives a través de las voces que te llegan por cualquier medio de comunicación. Esas personas que viven el partido por ti son los comentaristas, y ellos gritan hasta la saciedad, y opinan como si fueras tú quien se encontrara allí. Intentan trasmitir el partido poniéndose en tu lugar, y eso es algo que todos agradecemos porque te hacen vivirlo estando a muchos kilómetros de distancia.
Todos sabemos que es el fútbol y su semejanza a un juego es evidente. Un momento de ocio para disfrutar y liberar el estrés de toda una jornada, de vez en cuando, merece la pena. Los fanatismos siempre son peligrosos, pero una ilusión es bienvenida siempre.


Copyleft. Alzado 2003
Permitida la reproducción citando al autor e incluyendo un enlace al artículo original.