29 diciembre, 2006

Ayer y hoy

Paseaba reposando sus pies en la hojarasca amarillenta que cubría las calles. Un paisaje otoñal con algo de frío por las noches le invitaba a encerrarse en casa sin salir, pero aquella noche sintió la necesidad de pasear para dejar sus pensamientos libres.

No servía de nada pensar en el pasado, en el ayer... Cuando la sangre que fluía por sus venas estaba llena de vida. El ayer fue historia en su pensamiento porque enfermó y él quedó encerrado en el olvido.

No más palabras de cariño, sólo gruñidos y monosílabos. La rutina se instauró en sus vidas de manera silenciosa. Él buscó la falta de cariño y ella se amparó en la soledad de las paredes adornadas de recuerdos para intentar sujetar lo poco que quedaba de ellos.

Ayer él amó con todas sus fuerzas a esa mujer, llegó a desear su cuerpo de manera enfermiza e intentó comprender sus pensamientos más de una vez. Pero todo fue en vano porque ella olvidó hasta su nombre, los recuerdos y momentos se perdieron en el tiempo... y él resultaba un extraño.

Hoy es bien distinto.
Ayer corría sangre por sus venas.
Hoy... su mirada dijo adiós.

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27 diciembre, 2006

Atardecer

Chapoteaban mirándose tres veces seguidas de otras tres. Sonreían y eran felices. Sus miradas expresaban bienestar mientras el deseo se acercaba lentamente. Se alejaron lentamente de la orilla parándose en un escalón para limpiar de arena sus pies descalzos. Llegaba el atardecer.

El fuego y el agua en un único elemento. El dios Sol bajaba inexorablemente hacia las profundidades y, desde aquél escalón, aparentaba ser engullido por el inmenso mar azul.

-Hasta mañana...- susurró ella.
-¿Hasta mañana?- dijo él.
-¿Has hablado alguna vez con el sol, la luna... las estrellas?
-No, ¿tengo que hacerlo?- sonriendo.
- Sonriendo también –no, era una pregunta un tanto absurda. Olvídalo.
- A veces te noto, no sé ¿distante?
- No cariño, si me miras sabrás lo que pienso. La mirada lo expresa todo...
-¿Sí? Dime que expresa la mía- con tono infantil -.
- Reprimiendo la carcajada – Venga.

Sus miradas se cruzaron, y mientras ella clavaba su mirada en el iris de los ojos que tenía enfrente, pensaba en la manera de decirle que no podía continuar así. Que su camino continuado hasta los largos años de convivencia de hoy había llegado a su fin, y su hipocresía miedosa también. Como decir con una simple mirada que su vida ansiaba libertad y su corazón paz. Los por qué ya vendrían después... Como dejar fluir en la mirada que necesitaba oxígeno para respirar.

Observó su rostro y no pudo ver más porque sus ojos se cerraron. Ella esperó dolor acordándose de la última vez, y recibió un beso añadiendo en su oído: -¡Qué bromista eres!- riéndose a carcajadas -No cambiarás nunca...-.

Un azote de brisa hizo que pequeños montones de arena se agolparan en sus pies. Se pusieron en pie y comenzaron a caminar. Todo continuaba siendo igual.



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01 septiembre, 2006

¿Cómo sería?


Un alma solitaria que caminará lentamente por el devenir del tiempo, arrastrando los pies para barrer las hojas caídas de los árboles.
Caminarás ensimismado en el pensamiento abstrayéndote del mundo que te rodea, y a tu mente acudirán recuerdos que provocaran sonrisas y punzadas de dolor.
Creerás que caminas planteándote una duda que cobra mucha importancia para ti, y tus pasos se detendrán para pensar y decidir.
Me verás y la duda será expresada en voz alta.

- ¿Existe un futuro para nosotros?

Te miraré y callaré.

Pensaré que el futuro no está al alcance de la mano para tocarlo y disfrutarlo.
Pensaré que es mejor amasar el hoy para que mañana nazca el futuro.
Pensaré en besarte.
Pensaré en amarte y en volverte a mirar.
Acariciaré tu rostro con las yemas de mis dedos y sonreiré.

El futuro es un pequeño lujo que conseguimos todos los días al despertar. Algo que puede convertirnos en lo que no somos hoy, o quizá cambiar nuestra forma de vivir.
El presente es sentido, tocado, malgastado, sufrido, enamorado, triste, alegre, cansado, ilusionado... y sea como venga es preferible vivirlo para no esperar a un futuro que no sabemos si llegará...


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28 agosto, 2006

Aquel lugar

Era una noche solitaria pero, a lo lejos, se escuchaban gritos apagados de niños que saboreaban las últimas horas del día. Saborear las horas pasadas del día era lo más placentero para ella. Una música sonando al viejo ritmo del jazz cubría cualquier vacío que pudiera verse desde una ventana, y comenzó a recordar ese día tan especial...

El desayuno fue diferente porque estuvo acompañado en todo momento por la brisa del mar. La frescura del agua despertó sus sentidos y rebrotó energía para todo su cuerpo. Cuando el sol, siendo condescendiente, abrasaba decidió pasear por lugares que siempre habían permanecido ahí, pero que nunca se atrevió a explorar en soledad.

De camino a esas callejuelas llevaba una sonrisa radiante. La soledad viajaba con ella, pero era bien recibida porque era la única compañía que deseaba en esos momentos. Ella y su cuaderno formaban simbiosis perteneciendo a uno solo porque contenía palabras de gran importancia. Su futuro estaba en aquellas palabras, y ella era su propio guardián.

El sol apuntaba alto y agradeció zambullirse entre la frescura de los viejos edificios. Piedras sólidas y frías se agolpaban en ambos lados de la calle cuando comenzó a observar a las personas que se cruzaban por izquierda y derecha. Buscó un saliente en algún edificio y, cuando lo encontró, se sentó. Abrió su cuaderno y comenzó a escribir frases enlazadas sobre las miradas que llegaban a ella.

Unos ojos inmensamente azules se cruzaron en su mirada, y no pudo alejarse del hechizo que trasmitían. Su poseedor era un muchacho que caminaba a la deriva sin saber su destino de manera exacta. Vagaba sacudido por el ir y venir de grupos de amigos festejando el final de las vacaciones y el reencuentro con mirada serena y ojos apenas entreabiertos. El muchacho miraba sus ojos y ella se zambullía en su azul intenso. Le vio alejarse y su mirada se perdió entre los grupos de gente que pasaban por allí.

Bajó la mirada hacia su cuaderno y ante ella apareció una página en blanco que pedía ser cubierta con palabras. Meditó y comenzó a escribir palabras que iban y venían por su mente, alimentándose de los aromas, voces y risas que resurgían de los viejos edificios. Un ambiente joven que aportaba savia nueva para esas calles impregnadas de experiencias a lo largo de los años.

Su muñeca escribió de manera frenética hasta llegar al final. Era un impulso irrefrenable que brotaba de manera enérgica sin poder contenerlo, y se abandonaba al resurgir de ideas que se agolpaban en su mente. Cuando terminó, cerró el cuaderno y comenzó a caminar hacia su origen convertido en destino. Arrastraba los pies para sentir los desniveles de las calles pedregosas, y su mirada se perdía en la siguiente esquina.

Anduvo hasta llegar al asfalto que rebrotaba calor a la caída de la noche. Aquéllas piedras frías fueron sustituidas por ladrillos, y los portalones por puertas de hierro perfectamente estructuradas.
Era una noche solitaria y ya no se escuchaba el eco infantil saboreando las horas del nuevo día...


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16 agosto, 2006

¿Dónde estás?

¿Dónde estás? Intento alcanzarte y no llego a tocar un solo milímetro de tu piel, o ¿quizá sí?

Te sueño en mis noches tormentosas, imagino tus pasos entrando por el umbral de cualquier puerta desconocida sonriendo e intentando ocultar tu timidez al pronunciar: Hola.

Observo a la luna resplandeciente y grande iluminando mi camino para seguirte, pero me pierdo en la búsqueda. Le pido consejo al astro que ilumina nuestras noches y ella me aconseja paciencia para esperar tu llegada. Los impulsos irrefrenables me restan energía pero, a la vez, recargan mi corazón de latidos que son imposibles de callar.

Sueño con tu imagen, pero me resulta extremadamente imposible reconocerte entre tantos espíritus. Siento tu cercanía y me siento bien. Tus caricias resbalan por mí piel y despiertan sentidos dormidos hace tiempo. Busco tu sonrisa para que ilumine mis días y gozo de tus últimas palabras. Tu mirada se clava en mi pensamiento y un escalofrío recorre todo mi cuerpo cuando te recuerdo.

¿Eres un rostro conocido? ¿Debo seguir buscando?... Paciencia –susurra la luna- pronto estará contigo... Espero paciente el transcurrir de los días observando cualquier indicio que pueda conducirme a ti y, mientras, disfruto de todo cuanto se cruza en mi camino: Sonrisas, confesiones, despertar...

La soledad de unas lágrimas añorando un abrazo inicia mi búsqueda pero, al cabo del tiempo, me doy cuenta de la pérdida que hago con cada segundo que pasa. Añoro tus palabras perdidas en el tiempo y deseo de manera ferviente volverte a encontrar. Disfruto de los recuerdos, pero tampoco me resulta favorable vivir en el pasado. Una esperanza, un pequeño atisbo que suceda para reconocer tu imagen y tus gestos transmitiendo cariño serían suficientes para iluminar mi mundo.

¿Dónde estás?...


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15 agosto, 2006

Futuro, ¿estás ahí?

Su mundo se desmoronaba alrededor y los recursos, a pesar de consumirlos poco a poco, se agotaban. La sequía interminable no daba los frutos suficientes para subsistir y los cereales no germinaban en muchos lugares del pequeño huerto. Esa mañana había madrugado y vagaba paseando sin destino por aquellas calles que habían acompañado cada uno de sus pasos desde que nació. Amanecía y el silencio reinaba en todos los rincones de la ciudad.

Mientras paseaba pensaba en la decisión a tomar. Una decisión que rondaba su cabeza desde hacía unos meses sin sacar fuerzas para lanzarse al vacío, o a la esperanza. Entró en casa y observó a su pequeño durmiendo placidamente en su camastro. Quería darle un mundo mejor pero tampoco estaba dispuesta a abandonarle para que sus perspectivas mejoraran. Aquella idea rondaba por su mente castigando sus pensamientos y el tormento que producía en su corazón no dejaba pensar con claridad. Volvió a mirar a su pequeño y la mirada regresó al camastro donde dormía su madre.

En su ausencia ella cuidaría de él. Aún era una mujer fuerte, vigorosa y la educación que impartiría a su hijo sería satisfactoria. Una vez pudieran reunirse con ella todo sería mejor. La imagen de su marido regresó como tantas veces y sus pensamientos le pedían ayuda para decidirse porque desde su ausencia le echaba mucho de menos. Se marchó en un momento difícil, cuando su hijo contaba con meses de edad, buscando una salida para aquella situación. El mar le atrapó y se lo llevó hasta el fondo para retener su cuerpo hasta la eternidad.

Aquél mar embravecido se llevó su cuerpo y el de sus compañeros de viaje. Habían osado soñar con una vida mejor y el destino quiso que no llegaran a ella. Desde la comandancia le informaron que el cayuco donde viajaba su marido había zozobrado en mar abierto apuntando una posible tormenta como causa del naufragio. Su mundo se desmoronó ante la noticia. No se intentó saber más porque, según el oficial, esos naufragios eran algo muy usual. Las personas se suben a barcazas que no están preparadas para ese tipo de viajes y cualquier imprevisto en el temporal acaba con ellas fácilmente. Sus palabras resultaron extremadamente frías para su dolor. Ni una palabra de ánimo o consuelo escuchó de sus labios, sólo una frase despreciativa e indiferente semejando la pérdida de seres humanos con mercancía. –Es algo que pasa a diario.
La pérdida de la mercancía es inevitable...-.

Ahora ella se replanteaba seguir el mismo camino que había comenzado su marido. Subirse a una barcaza que le llevara a un lugar mejor para vivir. Sería una etapa dura en sus comienzos porque debería aprender el idioma del país extraño, pero el trabajo no le asustaba. Había soportado todo tipo de condiciones a la hora de trabajar y pensaba que peor no sería. Decidió acercarse esa misma mañana a la casa donde encontraría a la persona que le proporcionaría un sitio en un cayuco, pero antes de ir tendría que romper su pequeño recipiente de barro donde llevaba guardando unos pequeños ahorros. Confiaba en tener lo suficiente para conseguir ese hueco en el cayuco.

Se dirigió de manera decidida al rincón donde lo guardaba. Levantó la losa del suelo y lo sacó. Un pequeño lienzo lo envolvía para preservarlo de la luz y cuando lo retiró deseó tener la cantidad suficiente para pagar el asiento. Cogió un martillo y con un golpe seco el recipiente se partió en dos. Contó las monedas y ordenó los billetes para contar y sumar. ¿Sería suficiente? No sabía la cantidad que le pediría el hombre que tenía pensado visitar esa mañana, pero era todo lo que tenía. Apartó unas monedas para la supervivencia de los próximos días y el resto lo guardó en el lienzo que había guardado con el recipiente de barro. Aguardaría hasta más tarde para ir a verle... su pequeño había despertado y reclamaba su presencia.

A media mañana la ciudad bullía con los ruidos procedentes de las voces que vendían en el mercado todo tipo de productos: cereales, zanahorias, plátanos... familias enteras que dependían de pequeños recursos, como ella, gracias a sus pequeños huertos. Aquella mañana estaba siendo propicia y le quedaba poco para vender y recoger el pequeño tenderete que consistía en una tela extendida en el suelo. Cuando vendió la última porción que le quedaba recogió la tela y se encaminó hacia la casa del hombre que podría transmitirle esperanza a su futuro. Según se aproximaba a su casa le vio apoyado en una pared cercana en actitud de espera observando a la gente que paseaba delante de él. Su mirada reflejaba poder, algo le confería una imagen omnipresente y él lo sabía. Proporcionaba libertad para situaciones extremas y todos en aquella ciudad sabían donde encontrarle, pero ella desconocía el precio a pagar por la ansiada libertad.

Le saludó y comenzó a hablar de sus ideas, él le hizo un gesto con la mano para que callara y le siguió hasta un pequeño callejón donde nadie pudiera oírles. A pesar de que todo el mundo sabía a qué se dedicaba y con qué comerciaba, no dudaban en recurrir a él cuando la necesidad era desesperada. Él sabía la situación tan extrema que empujaba a todas aquellas personas y usaba su poder para hacer prevalecer sus tarifas. Ella le dio el lienzo con el dinero, él lo abrió y contó. Un pequeño gesto de contradicción salió de sus labios explicando que aquello no era suficiente, a la vez que pedía más.

La desesperación acudió a sus ojos y comenzó a llorar balbuceando que no tenía nada más, pero aquel hombre nombró su pequeño huerto donde cultivaba el escaso sustento diario como parte integrante del trato. A su pensamiento acudieron su pequeño y su madre pensando que no podía negarles la supervivencia entregando aquella porción de tierra a ese extraño. Pronunció no y su mirada se convirtió en lasciva para recorrer su cuerpo mientras insinuaba que tendría que terminar de pagar el pasaje de alguna otra manera. Sintió vergüenza y asco de imaginar yaciendo en la cama con ese hombre y cuando él se aproximó para besar sus labios ella rehusó de manera brusca. Aquella negativa enfureció al desconocido y alzando la voz le dijo que era su única manera de salir de aquella mierda para poder ofrecer una salida a su vida. Le increpó su orgullo recordándole que no estaba en actitud de pensárselo demasiado porque él era conocedor de su precaria situación. Tenía razón.

Hizo ademán de acercarse para besar sus labios de nuevo y, esta vez, se quedó quieta para recibirlo. Su aliento apestaba y sus manos se infiltraban de manera grosera a través de su vestido para manosear zonas olvidadas hacía tiempo. La repulsión y las náuseas acudieron de manera natural, pero contuvo ambas sensaciones pensando en su hijo, madre... tierra extraña. Aquél hombre empujó su cuerpo al suelo y se tumbó encima para gozar de manera salvaje. Intentaba abrir sus piernas con fuerza y ella cerró los ojos para no ver su rostro apestoso baboseando encima de su cara. Ella gritó cuando sintió su miembro en el interior deseando que aquello terminara pronto. A los pocos minutos él dejó caer su peso a un lado mientras su cuerpo aún se sacudía por los espasmos al eyacular. Se levantó y se marchó dejando su cuerpo tumbado en aquél sucio callejón mientras informaba de la hora de salida: Cuatro de la madrugada.


Se incorporó y se apoyó en la pared cercana mientras pensaba en lo que acababa de ocurrir. La vergüenza fue alejándose pensando en el futuro que comenzaba esa misma madrugada. Se levantó y comenzó a andar hacia su casa. Debía informar a su madre de su próximo viaje intentando transmitirle vida, en lugar de muerte.



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20 junio, 2006

Fútbol

Hay muy pocas personas que no sepan realmente qué es el fútbol. Unos pueden asociarlo a juego, otros a deporte, a negocio, ídolos…

Según entramos en un campo de fútbol lo que más puede impresionar es el tamaño del campo. Ya tenemos un campo para jugar al fútbol, por tanto, es un juego. Visto desde una altura mínima asemeja a los juegos de ajedrez, damas, parchís… los juegos de mesa clásicos. El fútbol no se juega en un tablero, pero su apariencia es la misma. Un tablero y veintidós fichas. Cada equipo está formado por once jugadores, y su objetivo es introducir una ficha esférica neutral llamada balón en la casa del equipo contrario, y digo la casa porque, aún llamándose portería, el significado es el mismo.

Detrás de cada equipo se esconde una afición de seguidores de ambos equipos. Personas que se transforman cuando ven a los jugadores del equipo elegido jugando un partido, y su alegría será recíproca a los goles marcados en la portería contraria. Existen muchas personas singulares dentro de ese grupo llamado afición. Algunos utilizan pelucas del color de su equipo, otros manchan sus caras con los mismos colores portando la camiseta y otros eligen alguna vestimenta típica de su lugar de nacimiento para marcar más énfasis en sus voces. Todo vale en el deporte rey.

Su riqueza le ha llegado gracias a nosotros, a todos sin exclusión, porque todos sabemos que ese juego existe. Que guste, o no, son dos opciones a seguir. Unos reparan en el juego, otros reparan en el espectáculo que se forma a su alrededor y otros se fijan en los jugadores. A estos últimos se les endiosa dependiendo de la destreza que tengan con el balón, y nosotros les bajamos o subimos cuando su juego es mediocre o espectacular. A fin de cuentas ¿qué es? Un juego.

Todo este ambiente es vivido por aquellos que se encuentran en el mismo campo de juego, y la vivencia es distinta si lo vives a través de las voces que te llegan por cualquier medio de comunicación. Esas personas que viven el partido por ti son los comentaristas, y ellos gritan hasta la saciedad, y opinan como si fueras tú quien se encontrara allí. Intentan trasmitir el partido poniéndose en tu lugar, y eso es algo que todos agradecemos porque te hacen vivirlo estando a muchos kilómetros de distancia.
Todos sabemos que es el fútbol y su semejanza a un juego es evidente. Un momento de ocio para disfrutar y liberar el estrés de toda una jornada, de vez en cuando, merece la pena. Los fanatismos siempre son peligrosos, pero una ilusión es bienvenida siempre.


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16 mayo, 2006

Cuatro edades.

Después de la intensidad de los días pasados la pena se adentra en mí interior. El colofón fin de fiesta.

Pena por dos personas, y pensamientos de preocupación por otras dos. Una es anciana, otra de edad media acercándose a la madurez, la tercera es una persona joven como yo y la cuarta… sangre de mi sangre. Les une un lazo que he tenido muy cercano estos días pasados y estaba más concienciada en el tema: La Salud.

La primera es una anciana muy especial. Con una edad muy avanzada y, por tanto, portadora de multitud de experiencias en la vida. Una afección hace que permanezca postrada en una cama de hospital y la pena se ceba en mi corazón cuando imagino su cuerpecito frágil. El miedo se adelanta y trae a mi mente el temor de la muerte. No quiero que se vaya aún.

La segunda es de una edad media que camina, poco a poco, hacia la madurez. Alguien que tuvo una vida completamente distinta de la que tiene en el presente. Alguien que, a pesar de su enfermedad, quiere sentirse útil para otras muchas personas. Un corazón cándido que necesita compañía para compartir inquietudes y ayuda. Alguien que, desde el momento que conocí, entró en mi corazón.

La tercera persona es una mujer como yo que comparte algo más conmigo: La enfermedad. Existe una gran diferencia entre ambas porque nuestras miradas al lobo son distintas. Para ella es algo que no quiere proclamar a los cuatro vientos y, sin embargo, yo me muero por hacerlo. Aún está en la fase de asimilación y debo respetarlo.

La cuarta es de sexo masculino. Alguien que nació hace más años que quiera recordar. Sangre de mi sangre. Una simple afección me da preocupación, pero respiro con alivio pensando que no durará mucho.

Hay dos personas que están completamente sanas y mi preocupación o pena se van cuando pienso en ellas. Las dos son jóvenes pero existe diferencia en sus edades. Una es mujer, y la otra persona es hombre. Una amiga preocupada y un hombre feliz con la vida que lleva.


Cuanto se aprende de la vida… y de las personas.


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10 mayo, 2006

10 de Mayo - Día Mundial del Lupus

10 de Mayo – Día Mundial del Lupus


Hoy es 10 de Mayo. Para muchos quizá sea una fecha significativa de algún acontecimiento vivido en tiempo pasado, feliz o triste, y para cinco Millones de personas en todo el mundo es el Día Mundial del Lupus. En esta fecha (de 2 años para acá) siempre me asaltan las mismas preguntas seguidas de las mismas respuestas.

-¿Para qué sirve un Día Mundial?-. Para concienciar.

-¿Sirve de algo concienciar acerca de una enfermedad?-. Sí. Resulta necesario que la sociedad conozca que existen personas aquejadas de una enfermedad que, actualmente, sigue considerándose “rara” porque el número de enfermos no alcanza el 5% establecido por los organismos oficiales para considerarse “normal”. Prefiero pensar que cuanto mayor sea el número de personas que sepan que existe, mayores serán los beneficios para los enfermos.

El Lupus es una enfermedad autoinmune en la que nuestro sistema inmunológico adopta la postura de atacarnos, en lugar de defendernos ante posibles virus e infecciones. Ello ocasiona erupciones en la piel producidas por el Sol, en el caso del Lupus cutáneo crónico, y dolores articulares, en el caso del Sistémico, con posible afectación a los órganos vitales. El Sol no afecta en exclusiva a los enfermos que padecen Lupus cutáneo porque todos los enfermos lúpicos le consideramos nuestro mayor enemigo.

Aún no se sabe a ciencia cierta los orígenes de esta enfermedad, pero lo que sabemos hasta el momento es que afecta en un 90% a las mujeres porque una de las causas conocidas es la hormonal. La causa genética es otro factor importante a la hora de padecer Lupus, aunque figura en un bajo porcentaje que dos personas de la misma familia lo padezcan, y se debe tener predisposición a ella. El Lupus no se contagia bajo ninguna vía y la raza con mayor predisposición a padecerlo es la asiática, seguida de la hispana y afro-americana.

Una sola persona, como yo, no puede cambiar el mundo ni ayudar a millones de enfermos en todo el mundo, pero puedo colaborar para dispersar el conocimiento sobre el Lupus.
Con esa idea comencé a redactar este escrito.
Con la idea de contaros qué es el Lupus de manera más extensa, pero llegados a estas alturas… qué deciros ¡Mi libro salió a la venta en Noviembre del 2006! En “La Montaña del mañana” podréis informaros sobre sus síntomas, orígenes casi desconocidos, y de las complicaciones que, de vez en cuando, trae y, sobre todo, de cómo convive una enferma con un lobo como así le llamamos con cariño los enfermos.

Este escrito es simplemente para que sepáis que Lupus no significa sólo eso, lobo.

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¿Por qué?

“Como parte de la dinámica del programa, este domingo, el desafío fue para ayudar a las mamás Estela González y María Luisa García. En esta ocasión las bandas Haash Miranda se unieron para hacer realidad un sueño.
Estela González sueña con un tratamiento de quimioterapia que le permitan superar un mal de riñones causado por la enfermedad de Lupus que la aqueja. María Luisa García desea un tratamiento que le permita superar el cáncer de mama que padece.
De este modo, se reunió lo necesario por medio de llamadas y gracias a Fundación Televisa, para poder realizar el sueño, que en este caso fue de: María Luisa García....”


(http://www.esmas.com/espectaculos/farandula/533357.html)

Estela González participó en un concurso para intentar alcanzar su sueño, y perdió la partida contra otra concursante que padecía cáncer de mama.

A ese concurso acuden personas sanas y enfermas ¿Quieres conseguir tu sueño? Pues canta y tendrás más posibilidades para conseguirlo. En el caso de estas dos concursantes, el sueño era su salud. En el “duelo” una gran empresa contribuye para que la concursante con cáncer obtenga su sueño. Resulta más costoso un tratamiento contra el cáncer que un tratamiento de quimioterapia para los riñones, y eso favorece a la empresa porque incrementa su publicidad.

Todos sabemos como actúa el cáncer y nos aterra porque, inconscientemente, lo asimilamos con la muerte pero ¡hay tantas cosas que asimilamos con la muerte! El cáncer es una enfermedad devastadora, es cierto, y no siempre es terminal. Cuando padeces cáncer y lo superas debes estar en seguimiento médico durante cinco años. Si no lo superas es la muerte.

Dos opciones a elegir: cinco años, o la muerte. Todos sabemos la decisión que vamos a tomar desde el momento que nos pronuncian: cáncer ¿Quién quiere morir? ¡Nadie! Enhorabuena a la concursante que ganó. Podrá plantarle cara a esa enfermedad maldita.

En cuanto a Estela tendrá que seguir intentándolo por otros medios. Ella también quiere luchar contra la enfermedad que tiene, pero no dispone de libertad para acceder a la lucha ¿Por qué existen los vetos a la salud? ¿Quién impone esos vetos?

Así es la vida. Un tratamiento de quimioterapia no tendría que ser un sueño, sino una obligación.


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01 mayo, 2006

Los vecinos

Todos tenemos vecinos. En las ciudades es imposible no tener vecinos, y en el campo si no se tienen, confraternizan a un pueblo entero para ser vecinos de alguien. No podemos vivir sin vecinos, pero ¿cuántas veces pensamos lo bien que viviríamos sin ellos?

Es una relación extraña. Ni contigo ni sin ti. Los habitantes de los edificios tenemos vecinos por todos los lados: Arriba, abajo, izquierda y derecha. Flanquean nuestros movimientos, nuestras palabras, risas y gemidos. Hay excepciones clarísimas como los del cuarto piso ó ático (queda más chic), y los del bajo. Soportan a la mitad de los vecinos que los demás porque son flanqueados por la izquierda, o derecha, y por encima o debajo, según sea el caso. Como tienen menos trabajo se aburren y para entretenerse se convierten en vigilantes urbanos a través de sus ventanas, terrazas y mirillas.

Uno de mis vecinos es así. He llegado a pensar que, algún día, cuando me salude me dará un infarto. La causa no es por cuestión de belleza, no. El susto se produce cuando me acerco a la puerta y busco mis llaves en el bolso. Ese momento de concentración plena es el escogido por él para saludar apareciendo… de la nada. Ahí comienza todo. Notar que algo está emergiendo de la ventana a toda velocidad, impresiona. Y si ese movimiento rápido va acompañado de un saludo a gritos te remata porque esa potencia de voz resulta muy perjudicial si la distancia es menor de un metro. Estoy convencida que en cualquier saludo de los futuros que me quedan, caeré redonda al suelo de la impresión.

En todas las comunidades de vecinos siempre encontramos alguno que nos resulta más peculiar que el resto por muy diversas causas. Si pensamos en ello nos daremos cuenta que el repertorio es bastante amplio. La rivalidad en el fútbol es algo habitual en la convivencia diaria porque está por todas partes: En el trabajo, en los amigos, en la familia… en los vecinos. Esa rivalidad se vive de manera especial cuando se trata de un vecino porque si adivina cuál es tu equipo favorito, estás perdido. Si tu equipo va perdiendo celebra los goles con petardos pensando que tú ni repararás en ello, y cuando se cruza contigo en el ascensor critica a los árbitros con leve gesto de burla comedido. En esta cuestión están los fanfarrones que van a meter el ojo en la llaga, y los “educados” que comentan el robo del partido para seguir integrando ese grupo de vecinos “agradables”… de tu comunidad.

Todos los vecindarios tienen un vecino curioso. Normalmente ostenta el título una mujer, pero… existe, alguna placa que otra, colgando del pecho de un hombre. Si quieres que toda la comunidad sepa algo nada más fácil que decírselo al vecino curioso porque al día siguiente la noticia habrá llegado a oídos de todos.

En los tiempos que corren es algo normal que algún vecino sea separado o divorciado que para el caso es lo mismo. La actitud que toman para con los solteros es igual, pero si ellos te conocieron en estado matrimonial varía un poco su atención dependiendo del sexo. Con los separados o solteros actúan con cautela siendo vecinos, o vecinas.

Los vecinos argumentaran frases típicas como: “Guapa la chica de ayer noche, “eh?”, “que suerte no tener que aguantar a ninguna mujer”, “tío, ¡qué fiestas te montas en casa!, a ver cuando invitas…”

Las vecinas, por el contrario, cuando se crucen contigo no dirán nada, pero sus pensamientos volarán a la velocidad de la luz: “¡Vaya vida que lleva este! No paran de subir chicas a su casa, claro que la de ayer… no valía nada”, “Cualquiera entra en su casa, seguramente será un basurero” y si el vecino es agraciado sus fantasías sexuales inundarán sus noches monótonas.

Peculiar mundo el de los vecinos… Quedan en el tintero muchos más ejemplos singulares y normales, pero estos serán escritos en otra ocasión…



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19 abril, 2006

Anécdota cotidiana.

Llegó casi detrás de mí y ocupó la cama contigua de aquella habitación de hospital. Su complexión era delgada, y su melena aparecía dispersa formando una débil capa ausente de higiene. Su edad podría ser igual a la mía, pero su rostro marcaba sufrimiento. Al poco de estar juntas sabría por qué.

Cuando la doctora entró se aproximó a su cama porque estaba situada la primera desde la puerta. Mi curiosidad pensó únicamente en sus síntomas porque suponían un nuevo conocimiento sobre otra enfermedad. Algunos de sus síntomas eran similares a los míos, pero ella los sentía más intensamente. Un hombro dolorido, unas manos que producían aullidos de sufrimiento ante el mínimo roce y una frustración que volcaba en los ojos de una doctora que escuchaba con preocupación todos aquellos lamentos. Para Estrella resultaría difícil transmitir con palabras la esperanza de una mejor calidad de vida, pero debía hacerlo para infundir aliento a la paciente. Seguramente son muchos los momentos que, aquéllos que profesan la medicina, tienen que combatir a diario dolor con palabras y tranquilidad con tratamientos...

Cuando Estrella salió de la habitación nos dejó de regalo palabras cargadas de cariño y firmeza que sirvieron como punto inicial de una conversación basada en lo escuchado por ambas partes. Elena me preguntó:

- ¿Escribes?
- Sí, me gusta.
- Yo estoy apuntada en un curso de escritura.
- ¡Anda! ¿qué tipo de escritura?
- Pues… creativa. La normal.
- Aja…
- El problema es que hace más de un año que no escribo. Mis manos no me permiten sujetar un lápiz y mis dedos no me permiten escribir en ordenador, pero me gusta ¿Qué se puede hacer cuando lo te gusta no puedes realizarlo por el dolor que conlleva?


Desde ese momento Elena comenzó a narrarme las vicisitudes que tiene que encontrar en actos que a todos nos resultan cotidianos: Ducharse, vestirse y alimentarse. Elige blusas porque sabe que cuando intente quitarse un suéter sus articulaciones no se lo permitirán sin cobrar un precio por ello, sus manos refrenan el placer de poder ofrecerle un desayuno a su hijo y renuncia a comer por no poder abrir la nevera. A todos nos resultan actos habituales en la supervivencia del día a día, pero a Elena le suponen un reto.

Ella tiene una enfermedad que ataca sus articulaciones porque padece Artritis Reumatoide, pero la lista de enfermos se engrosa por multitud de personas que vivimos en este planeta. Con el paso de los años surgen nuevas enfermedades, y algunas son de sobra conocidas: Cáncer, SIDA, Lupus, Esclerosis, Octeogénesis, Síndrome de Apert… La diferencia estriba en terminal o crónica. Algunas se presentan de manera terminal porque los estudios sobre ellas aún son desconocidos para atajar rápidamente los síntomas, y las crónicas luchan contra el tiempo para conseguir una mejor calidad de vida. Unas acaban contigo, y otras conviven a través de los años en tu persona, carácter y pensamientos.

Cuando alguien te cuenta su enfermedad es difícil transmitir esperanza en palabras que salen entrecortadas, y la comprensión debe mostrarse con cariño, ternura y un trato “sano”. No debemos olvidar que es una persona enferma que también sueña y sonríe, manteniendo anhelos para un futuro próximo y guardando energías para derrocharlas en los momentos felices, que sigue necesitando ayuda en los agravamientos de su enfermedad.

Elena podemos llegar a ser todos los que portamos una enfermedad, y la templanza de Estrella pueden tenerla todos aquellos que se encuentran sanos.




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07 abril, 2006

El paseo

Voy caminando de manera pausada por el muelle. Admiro los barcos anclados y me pregunto si esa barquita de apariencia frágil podrá surcar los mares cuando están embravecidos. Hace frío y mis manos recuperan una chaqueta fina que llevo sobre los hombros. Cuando salí de casa pensé que el buen tiempo me acompañaría y, efectivamente, el sol ha surcado todos los caminos hasta mi destino pero la brisa que ofrece el amplio horizonte que diviso, en estos momentos, enfría mi piel.

La temporalidad ha sido olvidada cuando cerré la puerta de casa. Quiero estar sumida en mis pensamientos y dejarme mecer por el viento. Me acompaña la soledad y disfruto con su presencia. Mi atención es reclamada cuando observo algunos propietarios de los barcos fastuosos que permanecen anclados con paciencia y calma en el puerto. Los hombres rudos que tienen que batir todos los días al destino navegando por unas aguas que les proporcionarán los alimentos para subsistir, no están. Los hombres que veo están bronceados y visten deportivamente ocultando su poder en esta vida. Las marcas de todo cuanto les rodea así me lo dice. Las joyas bañadas en el rico metal de color dorado que lucen las mujeres emiten destellos de grandeza y, durante unos segundos, mis ojos se bañan en ese colorido.

El paseo está resultando íntimo y tranquilo. Mis sentidos se agudizan ante el mínimo vuelo de un ave, y el espíritu medita junto a mis pensamientos. Unas tablas sobresalientes del camino ordenan que frene mis pasos y el cuerpo reacciona ante la orden de forma pausada, pero decidida. Ahora mis ojos están a la altura de las partes traseras de esos barcos que, incongruentemente, son las puertas de entrada. La mirada se pasea por sus cascos blanquecinos y relucientes, el sentido del tacto busca tocar el frío metal que sirve de barandilla y mis pies huyen del agua porque quieren visitar ese paraíso inalcanzable. El cuerpo reacciona ante la demanda y camina en dirección contraria. Mente y cuerpo comienzan a dialogar sobre ese presente-futuro increpando los momentos que pudieron llegar alguna vez, pero que nunca lo hicieron. El cerebro no sabe a quién debe darle fuerza porque se debate entre pensamientos y movimiento, pero una centésima de segundo es suficiente para impulsar al cuerpo a soñar.

El camino a la popa es fácil. Basta con dar un paso más y la fría sensación de la barandilla estará bañando la palma de las manos. El silencio reina en toda la nave y esa sensación acompaña para sentarme en la cubierta observando el vuelo de las aves. La mirada se pierde en el cielo y la piel se baña del olor a mar. Los pensamientos decrecen y la libertad aumenta. Los ojos se cierran ante tanta belleza y la relajación produce calma entre mente y cuerpo.


Resulta placentero disfrutar de todas esas sensaciones...


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31 marzo, 2006

El Sí y el No

Eres una espina que divide la mente en dos partes individuales. El Sí y el No.

El Sí grita y desea cuando estás cerca añorando recuerdos que escapan fugaces en el tiempo. Colma de carencias el espíritu e invade de plenitud todo el ser. La mente transforma los pensamientos en palabras y expresa sentimientos que han permanecido escondidos por miedo a salir dañados. El olvido huye alojándose en pequeños recodos del camino, pero se mantiene alerta ante el mínimo cambio de actitud para salir a la luz de nuevo. Una dependencia inexistente que no puede controlarse cuando el galope del corazón es sonoro y fuerte.

El No descubre nuevas facetas incomprensibles en tu persona y deja al descubierto una inseguridad aterradora que transformas para quien no te conoce. La arrogancia campa a sus anchas con la plena libertad de no tener trabas para plasmar el dolor allá por donde te paseas. El interés mueve tus acciones sin importarte las consecuencias que derivan de ellas porque la superioridad inunda tu mente. La sinceridad es tu aliada en la vertiente dañina porque tu boca huye a la hora de pronunciar halagos que puedan inducir al cariño.

Sopesar el Sí, o el No, se convierte en un olvido presente. El disfrute se vuelve amargo cuando entras en la mente, y el dolor se alivia cuando se escucha tu voz. La grandeza es innata y, por tanto, no se adquiere en las idas y venidas de la vida. El respeto otorga plena libertad para dialogar cuando las palabras existen y los hechos confirman ese derecho, pero la ignorancia también es innata.


Las actitudes de los seres humanos pueden usarse para beneficio y prejuicio de todos cuantos nos rodean, pero es preciso conocer de antemano la respuesta de tales acciones. No infravaloremos a las personas por alguna actitud que no es de nuestro agrado, ni sobrevaloremos por actitudes fantasmas. Con el paso del tiempo todo se vuelca hacia nosotros. No inventemos diablos o ángeles porque las actitudes de cada uno sean distintas a las nuestras, pero no debemos olvidar que nadie quiere sentir en sus carnes aquello que no desearíamos para nosotros mismos.




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07 marzo, 2006

Víctimas del terrorismo

Es una verdadera lástima que un asunto tan serio como el terrorismo sea utilizado como arma de doble filo por los políticos. Si preguntásemos a las víctimas en quienes piensan cuando unas balas les hieren, y unas bombas les matan la gran mayoría respondería que... precisamente en ellos, en los políticos.

Las ideas políticas siempre han sido las promotoras de la violencia. Izquierda y derecha. Dos extremos opuestos desde que el mundo es mundo. El ideal político siempre ha tenido fuerza aunque fuera de un extremo u otro. Los bohemios pueden soñar en lograr los ideales puros de la política, pero las generaciones presentes entran en el juego del todo vale incluido el terrorismo.

La política es necesaria en un país porque, de lo contrario, reinaría el caos. Pero las víctimas del terrorismo sólo saben lo que ocurre en su vida diaria. Es un padre de familia, una madre que lucha día a día o un niño que tiene toda la vida por delante. Son pintores, catedráticos, profesores, militares, políticos, peluqueros, enfermeros pero, sobre todo, personas.

Las clases políticas no pueden jugar verbalmente con algo tan serio como son las personas. A todos nos importa si un preso que arrebató la vida a cientos de personas saldrá, o no, de la cárcel. Si sale de ella volvemos a situarnos en un punto de mira… más, y si pensamos en esta situación más veces de las debidas no vivimos. Vivir resulta necesario. Los políticos no deberían utilizar los lamentos de alguien que permanece con vida, ni los recuerdos de alguien que ya no está para conseguir más votos. Estas situaciones hacen detestar la política.

No debemos olvidar que las víctimas elegidas al azar, por la mente de alguien que no mereció nacer, podemos ser todos.




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06 marzo, 2006

Amor

Dime donde puedo hallarte y te buscaré desesperadamente. La soledad cobra más fuerza con el tiempo, y esa situación consume poco a poco. Ansiedad de tenerte cerca para poder abrazarte, melancolía de sonrisas compartidas y confidencias acompañadas de caricias.

Estás escondido en algún lugar secreto y fuera de mí vista. El tiempo pasa mientras te busco y va deteriorando pequeños detalles. La ingenuidad rebrota y es acallada por extrañas voces que son desconocidas para mí. El miedo huye despavorido junto a los temores, y la apatía acompaña cada paso que doy. Quisiera encontrarte para desearte lo mejor y sentirme acompañada de tus silencios. Un pequeño roce con mi piel hacía saltar chispas y aquello me daba vida. Te fuiste dañando y, sin embargo, te espero con las puertas abiertas de par en par. Querido amor ¡que dañino puedes resultar a veces!
Nos embobas con tu halo de sensualidad y nos transportas al séptimo cielo. ¿Cómo no voy a desear que vuelvas? Lo desea mi cuerpo y mi mente porque les son necesarios. Con tu presencia reboso vida, y creatividad. No deseo que te claves profundamente dentro de mi corazón, pero quisiera sentirte una vez más. Cuando fluías por mis venas recibía placeres olvidados y era difícil tenerte lejos, pero el premio de recompensa fueron las espinas. Antes de nacer determinaste que mi camino iría pegadito a ti, pero no preguntaste antes de acaparar tanto corazón.
¿Dónde estás? Navegas por otros mares que embriagan tu mirada, y no reparas en mi búsqueda. Te dije adiós con lágrimas en los ojos y un vacío dentro de mí. Deberías conocerme ya porque son muchos años juntos. Mis despedidas no son eternas y siempre recibo con los brazos abiertos. Acojo de buen grado los pequeños detalles que vas enviándome, pero vas dosificando sensaciones que resultan placenteras. Mi vida siempre ha sido tuya, aunque me negara a ello, y jugueteas con ella según te conviene.
Has sido amado y odiado con todas mis fuerzas porque la entrega se hace de una vez. Recibí, en muchas ocasiones, tus descargas enormes de felicidad, pero aquello quedó en el olvido. Sólo te pido un deseo, aunque sé que cuando vuelvas intentarás engañarme con más, pero quisiera que entrases de forma tranquila para ir deleitándome con tus pequeñas ráfagas de cosquilleo. Acude de manera agradable y placentera guardando rencores y miedos. Cuando estés anclado en mi piel, tus pequeños defectos irán acompañados de comprensión y cariño. No lastimes mi espíritu de nuevo porque el tiempo va pasando, y las ilusiones se alejan cada vez más.
Querido amor, entra en mí y sabré darte la mejor de las acogidas.






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19 febrero, 2006

Escritura

Llevaba retozando una pasión dentro de mí durante bastante tiempo, y hace un año decidió expandirse.

Hace un año comencé un proyecto que me pareció un mundo entero. Expresar con palabras recuerdos, sensaciones, miedos, esperanzas… Aquél proyecto se convirtió en un libro basado en una larga entrevista con un lobo. Fue fácil recuperar los recuerdos que aún bullían dentro de mí como rescoldos, las sonrisas aparcadas en el tiempo hicieron que florecieran en el presente y planté cara a los miedos y angustias que forzaban por salir. Hace un año comencé a escribir La Montaña del Mañana, y un año después sé con certeza que verá la luz presintiendo que la continuación será lo más difícil.

Me gustaría el trato de joven escritora por mi poca experiencia con la escritura, y no por la edad propia. La escritura es un arte que siempre ha sido utilizado como medio de comunicación. Un mundo que tenemos al alcance de nuestras manos pero que, sin embargo, no llegamos a tocarlo, observarlo y profundizar en él en la mayoría de las ocasiones. Desde pequeños aprendemos las primeras letras, comenzamos a encadenarlas para formar palabras y con el paso del tiempo aprendemos a utilizarlas.

El exterior se compone de muchísimos elementos que sentimos, tocamos, olemos y vemos. Los sentimientos son profundos y, como tales, les cuesta salir al exterior no siendo con caricias, besos, miradas y sonrisas. Los elementos son tocados de forma material, oliendo lo superficial y viendo lo que queremos ver. Nos resulta más difícil cuando llega el momento de expresar sentimientos con palabras, pero si profundizamos hasta lo más hondo son encontrados.

Amar es sentirse dichosa en un océano de felicidad, encontrar un refugio para los aguaceros y disfrutar de una compañía que proporciona paz. Llorar nos resulta angustioso por el dolor que oprime nuestro interior, pero las lágrimas apaciguan la quemazón arrastrándolo. El miedo queda reflejado por la incertidumbre de abrir una puerta y no ver una salida para los temores, inseguridad y desconocimiento. Reír es sentir una fuerza arrolladora que lucha por salir de nuestra boca porque son burbujas chispeantes que se adhieren a nuestros músculos provocando espasmos de felicidad. Añorar nos trae abatimiento interno pero, a la vez, evoca recuerdos de una manera tranquila, pausada y sin daño.

Poder escribir como son los sentimientos hizo que pensara en ese proyecto para mostrar mi ayuda a personas indefensas. Era necesario escribir coraje y lucha con palabras pero, a la vez, debía escribir sentimientos mostrando mi esencia. Los sentimientos duelen, pero también regalan sonrisas. Esa experiencia ayudó a redactar cada línea, y gracias a ello quedé prendada de la escritura. Hubo anteriores encuentros con ella, pero la pasión surgió con La Montaña del mañana.

Desconozco el tipo de relación que llevaré con la escritura en un futuro porque todo cuanto ocurra mañana es incierto. Si los sueños hablaran limpiarían matorrales de nuestro camino, pero es necesario que lo hagamos con nuestras propias manos. La pasión por la escritura existe, y es visible para mí porque lo siento. Allá donde vaya me acompañará... eternamente.


Nada es eterno, pero es mi esencia.



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14 febrero, 2006

Un Cupido con aureola

Estaba abatida pero tranquila. Las horas pasaban y no obtenía ningún movimiento a su alrededor. La fecha marcada en el calendario era San Valentín. Un Cupido con aureola que pregonaba el amor.

Sus pensamientos negaban el hecho de obligar a alguien a sentir amor, pero sus sentimientos pedían a gritos una demostración. Anhelaba escuchar el sonido de su teléfono irrumpiendo en llamada, o alerta de mensaje. Cuando el abatimiento caía sobre ella miraba fijamente ese aparato colocado frente a ella, pero transcurridos unos minutos la paz se adueñaba nuevamente de su espíritu. Mentalmente se preguntaba una y otra vez ¿Tendré algún amor que me haga sentir cómplice de sus sentimientos, vibrar con una mirada, disfrutar de todos los momentos de compañía y transmitirme confianza?

Resurgieron imágenes de amores lejanos que fueron queridos, amados y deseados rememorando épocas felices. Recorría el presente y hallaba amor, pero expresado de distinta forma porque lo sentía por distintas corrientes; el amor de un hijo, de una familia, los amigos… Recibiendo todo en conjunto se sentía agradecida, pero buscaba un eslabón perdido.

Cuando era consciente de ese eslabón el abatimiento llegaba a ella, pero la tranquilidad acudía a su encuentro rememorando cada uno de los amores que recibía en su entorno.


Apuntó mentalmente una cita para el siguiente año. Un Cupido con aureola que pregonaba amor: San Valentín. Porque el amor puede expresarse de muchas maneras.

10 febrero, 2006

Querido lobito

Estás ahí dentro de mí utilizando tus garras, tus dientes, tu fuerza para vencerme y para dañarme. Hasta el momento llevas unas cuantas partidas ganadas, no todas, pero sí algunas. Pero ¿sabes lo que pienso? que ¡ya está bien de darte el protagonismo! A fin de cuentas ¿qué eres? un lobo. Un simple lobo.

Nos quedan muchas batallas que librar aún contrariamente a lo que yo quiera. Escucho tu aullido, de vez en cuando, para que te sienta... sí, lo sé, soy consciente de que estás ahí, pero ¿qué quieres? ¿Qué te rinda pleitesía y viva exclusivamente para ti? Tú vive dentro de mí como ya llevas haciendo unos cuantos años... el resto déjamelo a mí.

Sé que todo lo que siento en mi interior lo sientes tú. Sabes como sufro cuando atacas, eres consciente del olvido que te tengo en numerosas ocasiones y con todo esto no pretendo echarte, no, porque sé que no te irás, pero querido lobo no eres nadie para mí. Estás usurpando un sitio que no te he concedido, que nadie te ha otorgado pero tú, sin embargo, continúas ahí. Vive y lucha dentro de mí, pero te advierto una cosa: Yo también lucharé no dejándome vencer porque usaré todo lo que esté a mi alcance para ello.

En confianza, ¿sabes una cosa? No estoy sola en esta batalla porque son más de uno y de dos los que quieren verte vencido. Personas y elementos de todo tipo. Las personas luchan con lo que ellos creen es lo mejor y lo más necesario: su apoyo, amor, formación e inteligencia y les demuestro mi gratitud queriéndoles. Me resigno ingiriendo los elementos porque, no siendo los más puros y sanos, resultan efectivos contra ti agradeciendo su presencia.


Te preguntarás en este momento -¿Para qué tanta lucha, sacrificio y control?-, ¡para dormirte! Cuando sienta tus ronquidos y note que estás indefenso, querido lobito, ¡iré a por todas en la vida! Te consiento que andes merodeando en lo más profundo de mí porque, a fin de cuentas, soy consciente de tu presencia al dejarte sentir, pero debes llevarte algo en cuenta lobito, de esta manera, yo soy la más fuerte. Querido lobito elige: merodeando o durmiendo. El tic-tac del reloj sigue su curso y te aseguro que paciencia... aún me sobra.

Celia

Celia es su nombre. Una mujer floreciendo de un cuerpo de niña, y una niña viviendo en el cuerpo de una mujer.

Su rostro simpático incita a la sonrisa, y su manera de expresar anima para escuchar. Cuando camina imaginas tener delante a una gacela por sus movimientos ágiles y su figura esbelta. Su mirada irradia luz y su cuerpo juventud. Divino tesoro.

Una mujer inteligente de mirada tierna. Soñadora porque su edad le permite viajar más allá del final de las nubes, y consecuente con el día a día. Responsable e infantil. Una mujer que disfruta en los pellizcos felices que ofrece la vida, y que lamenta cuando llega el dolor.

Estas palabras expresan y reflejan la personalidad de una mujer que, además de ser joven, es bella.


-Pásame –me dijo una mañana-, pásame algún escrito para leérmelo.

Así han continuado más escritos que lee con avidez mientras regresa al hogar. Las palabras acompañan su viaje, y por la mañana temprano emite sus comentarios. Cuando escucho sus palabras su mirada transmite alegría, y sus gestos le acompañan.

No sabemos cuando nuestras sonrisas serán separadas por el destino caprichoso, pero resulta reconfortante saber que mis palabras le acompañaran allá donde esté.


Así es ella. Así es Celia.

Reflexión

Una mujer enferma de corazón y mente recibe tratamiento en un psiquiátrico. Escuchar sus palabras provoca dolor y ganas de ayudar a toda costa. Todas las mañanas se mira al espejo sin encontrar a nadie al otro lado. Sus pensamientos están con su hija y con su único amor pero no espera nada de la vida porque, hasta el momento, sólo ha recibido sufrimiento. Va contra natura que la muerte de un hijo anteceda tu muerte, según los psicólogos es el dolor más profundo que puede sentir el ser humano, pero la vida continua. Una vez superado el dolor interno aprendes a vivir con él y se agradece un poco de felicidad pero la vida, a veces, es injusta. Ha vivido media vida y sólo ha podido sentir y disfrutar de los pequeños placeres que ofrece la vida a ráfagas. La negación a vivir es la antesala de la muerte.

Nadie pide venir a este mundo, pero si a ella le hubieran dado la oportunidad de elegir seguramente hoy no la conoceríamos. Sería justo que si vives media vida sufriendo la recompensa de lo que queda por vivir sea la felicidad, pero existen muchas personas que no saben aún lo que significa esa palabra.

El comportamiento de algunas personas incita a reflexionar sobre la vida y las pruebas que nos depara, en ocasiones, el destino. Una situación extrema puede llevarnos al olvido hasta de nosotros mismos, pero debemos tener en cuenta que nacemos, vivimos y morimos una sola vez. Nuestro ciclo vital termina ahí. Cuando nacemos no somos conscientes de todo cuanto ocurre a nuestro alrededor porque nos guiamos por el olor y buscamos protección. Según vamos creciendo la ternura va ocultándose y vamos sumando experiencias a la vida. Al final de la larga etapa reside la sabiduría por los conocimientos adquiridos en el camino. Las experiencias vividas son buenas y otras no tanto, pero el mayor error que podamos cometer es olvidarnos de vivir. Siempre resultará más beneficioso aprender de los errores que ignorarlos.

¿Cómo se puede infundir ganas de vivir? ¿Cómo puedes explicar con palabras algo que bulle de manera natural pero que, sin embargo, muchas personas carecen de ello?

08 febrero, 2006

Homo homini lupus

Siempre está en boca de todos, pero en los últimos días el transcurso de los acontecimientos provoca miedo. Una caricatura ha sido esta vez la causa, pero para determinados grupos de personas cualquier excusa resulta válida. El fundamentalismo, fanatismo y radicalismo nunca resulta beneficioso. Da igual el extremo que quiera tomarse, ya sea político, religioso... Un fanático del fútbol también puede herir cuando alguien increpa a su equipo. La falta de razón es la causa dañina.

Siempre mencionamos autoestima como una actitud, o valor positivo para el ser humano, pero no debemos olvidar el autocontrol ante determinadas situaciones. Resulta asombrosamente gratuito poder quitar la vida a alguien. La violencia puede utilizarse en cualquier sitio y situación. Los casos de violencia doméstica son, desgraciadamente, el pan nuestro de cada día, el resurgimiento de grupos violentos formados por bandas callejeras es otro punto amenazante a tener en cuenta, los que siembran el terror a través de sus atentados terroristas... el fundamentalismo islámico.

¿Qué sociedad vamos a dejarles a nuestros hijos?

Cada día que pasa voy dándome cuenta de la acertada frase: Homo homini lupus. Cuando queda reflejada en actos deplorables como los que hacen los grupos o personas mencionados siento desprecio por el ser humano. Haría falta humanidad en primer término, pero algo fundamental como el respeto ha quedado relegado en el baúl de los recuerdos. Hace falta que muchas personas vuelvan a nacer para comprender derechos tan fundamentales como el derecho a vivir.

A mi hijo

El amor de una madre se siente, se respira, se ve.

La sensación tan maravillosa que se siente hasta dentro cuando él te mira, te sonríe, te arropa con sus pequeños brazos, cuando ves la admiración hacia ti en sus ojos... cuando se enfada y se molesta por algo. La mirada que transmite me recuerda a mis años pasados y vividos porque, en numerosas ocasiones, es mi viva imagen.

Quiero transmitirle humanidad, confianza, ingenuidad, sensibilidad, ganas de vivir, inteligencia, alegrías, temores, dolor, sufrimientos, lágrimas… Quiero transmitirle todo, tanto lo bueno como lo malo porque las condiciones esenciales de todo ser humano es sentir todo en conjunto. Prefiero que comience su andadura sintiendo todo a la vez porque, de esta manera, cuando ambos momentos lleguen sabrá sacar provecho. De los buenos disfrutándolos al máximo, y aprendiendo de los malos.

Cuando le veo crecer cada día imagino su rostro con algunos años más, y la sensación tan maravillosa que puede dar el sentirte orgullosa de ese ser, te invade. Será guapo, sí… en la etapa adolescente con algún granito de más y una pizca delgado, pero si cumplo el papel de madre será un adolescente feliz, triste, ilusionado, ensoñador, abatido… Cuando sienta una y cada una de las sensaciones que puede llegar a sentir un ser humano será un ser maravilloso porque habrá comenzado a disfrutar de lo que es estar vivo.

07 febrero, 2006

Magia para ilusionar

Me gustaría ser Reina Maga. Repartir ilusiones soñadas, y reconfortándome con los gestos de sorpresa y alegría que expresamos cuando abrimos un regalo.

Me gustaría poseer magia para dar a cada uno lo que sueña. Esta noche, precisamente esta noche, quisiera sentir la magia dentro de mí. Con un simple chasquido quisiera enviar algo que hiciera feliz: una sonrisa, una mirada, unas palabras… no es nada material que pueda tocarse, pero lo siento… no hay más. No busquéis porque el saco está vacío. Quisiera tener magia, pero aún no la tengo…

Cuando termine de escribir estas palabras dedicaré mis siguientes minutos a envolver el regalo para mi hijo. Sólo es uno, y encima no es mío… Uff estas navidades han venido flacas.

Esta noche me gustaría tener magia precisamente para eso. En primer lugar para mi hijo porque desearía que mañana por la mañana encontrara más regalos debajo del árbol. Ya tiene ocho años y han sido los mejores años de mi vida. Desde el momento que nació llevo regalándole con orgullo la magia de una noche de Reyes. Él me produce amor, caricias, palabras sacadas del fondo de mi corazón, y alguna que otra reprimenda para que sepa enfrentarse a la vida cuando así lo decida por su cuenta y riesgo. Le quiero y le adoro. Es mi tesoro.

En segundo lugar me gustaría tener magia para poder saldar una hipoteca, transmitir una sonrisa y aplacar una tristeza. Dar aquello que se anhela, y que nos niega la vida diaria. Me concentraré para recibir la magia, pero no prometo que llegue…


Me gustaría ser Reina Maga…