El equilibrio personal se basa en encontrar pequeños puntos de felicidad en todo aquello que vives, sientes y observas. No importa la cantidad, sino la calidad que ofreces y llega hasta ti.
El punto de inflexión parte de uno mismo. Se debe comenzar por dar el primer paso para comenzar a sentirse bien con todo aquello que hagas. Carece de importancia el cuando y donde, porque el tiempo no marca cuando se ha de hacer.
Un pequeño gesto puede ser la puerta que abre un abanico de posibilidades para ello. El arranque debe ser decidido, sin tener en cuenta la medida. En ese preciso momento, disfruta de todo cuanto hagas y destierra sensaciones perjudiciales que puedan arrebatar una sensación placentera.
La vida te ofrece multitud de momentos que llegan a ti a modo de sonrisas, caricias, guiños, melodías o imágenes. Todo depende de ti. Porque puedes optar por dejarlo pasar, para perderse en un momento rutinario que se pierde en el tiempo, o bien, aprovecharlo y saborear con intensidad hasta el más ínfimo de los detalles.
Un pequeño rinconcito donde podréis leer escritos, opiniones, reflexiones... todo cuanto me inspire para escribir.
21 abril, 2017
Amor incondicional
Se define como el amor
que entregamos, sin necesidad de esperar nada a cambio. Según como se sienta
puede resultar fácil, sencillo, condicionado o imposible. Para aquellos a los
que resulte fácil y sencillo, tienen el camino andado no sin sentir fracturas
que rompan, o atenacen, sus convicciones más profundas. Aquellos que imponen
condiciones o les resulte imposible amar si no reciben su ofrenda en su justa
medida, también les quedan muchas experiencias por vivir donde podrán sentir
flaqueza en los momentos más seguros.
Adulamos la palabra y asentimos al
pronunciarlo, pero los actos nos implican más de lo que creemos. Amamos lo
cercano olvidando lo lejano. Aquello que roza nuestra alma por un instante,
resulta ser un sentimiento pasajero. Una lágrima, conmueve hasta el punto de
sentir la tristeza en nuestros ojos. Un sufrimiento ajeno, nos permite observar
la realidad que cada uno vive, incluso cuando la dolencia llega hasta el centro
de nuestro ser, pero dando gracias por no atravesar la misma situación. No nos
engañemos. Amar sin condicionantes es algo que cuesta llevar a la práctica. Las
circunstancias cercanas se encargan de demostrarnos que no existe un amor que
no duela. Sin embargo, la clave se encuentra ahí, justo ahí.
Es agradable sentir un amor pleno, pero
resulta difícil llevarlo a la práctica cuando pisamos tierra firme. La realidad
se impone en todas las circunstancias, ya sean en menor o mayor medida. Cuando
alguien nos daña, no aparece el amor como primera medida a tomar. La
indiferencia, decepción y dolor nos guían por el calvario de aceptar para amar
sin condiciones. Cuando nos sentimos inseguros, no confiamos en el amor para
que nos aporte seguridad. El abismo se encuentra bajo nuestros pies, y no
cerramos los ojos para pasar al otro lado, no. Nos aferramos a lo que tengamos
más cercano para paliar el miedo a la caída. Y nos aferramos por nosotros
mismos, por nuestro genuino amor propio bajo el instinto de la supervivencia.
El amor profundo que podamos sentir, siempre
sentirá temor por el devenir de los días. , No lo reflejemos únicamente en el
amor de pareja, de hijos, familia, amigos, etc… Existen multitud de maneras de
amar, de expresar y de sentir. Y ese amor, lleva unas condiciones marcadas.
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