06 marzo, 2006

Amor

Dime donde puedo hallarte y te buscaré desesperadamente. La soledad cobra más fuerza con el tiempo, y esa situación consume poco a poco. Ansiedad de tenerte cerca para poder abrazarte, melancolía de sonrisas compartidas y confidencias acompañadas de caricias.

Estás escondido en algún lugar secreto y fuera de mí vista. El tiempo pasa mientras te busco y va deteriorando pequeños detalles. La ingenuidad rebrota y es acallada por extrañas voces que son desconocidas para mí. El miedo huye despavorido junto a los temores, y la apatía acompaña cada paso que doy. Quisiera encontrarte para desearte lo mejor y sentirme acompañada de tus silencios. Un pequeño roce con mi piel hacía saltar chispas y aquello me daba vida. Te fuiste dañando y, sin embargo, te espero con las puertas abiertas de par en par. Querido amor ¡que dañino puedes resultar a veces!
Nos embobas con tu halo de sensualidad y nos transportas al séptimo cielo. ¿Cómo no voy a desear que vuelvas? Lo desea mi cuerpo y mi mente porque les son necesarios. Con tu presencia reboso vida, y creatividad. No deseo que te claves profundamente dentro de mi corazón, pero quisiera sentirte una vez más. Cuando fluías por mis venas recibía placeres olvidados y era difícil tenerte lejos, pero el premio de recompensa fueron las espinas. Antes de nacer determinaste que mi camino iría pegadito a ti, pero no preguntaste antes de acaparar tanto corazón.
¿Dónde estás? Navegas por otros mares que embriagan tu mirada, y no reparas en mi búsqueda. Te dije adiós con lágrimas en los ojos y un vacío dentro de mí. Deberías conocerme ya porque son muchos años juntos. Mis despedidas no son eternas y siempre recibo con los brazos abiertos. Acojo de buen grado los pequeños detalles que vas enviándome, pero vas dosificando sensaciones que resultan placenteras. Mi vida siempre ha sido tuya, aunque me negara a ello, y jugueteas con ella según te conviene.
Has sido amado y odiado con todas mis fuerzas porque la entrega se hace de una vez. Recibí, en muchas ocasiones, tus descargas enormes de felicidad, pero aquello quedó en el olvido. Sólo te pido un deseo, aunque sé que cuando vuelvas intentarás engañarme con más, pero quisiera que entrases de forma tranquila para ir deleitándome con tus pequeñas ráfagas de cosquilleo. Acude de manera agradable y placentera guardando rencores y miedos. Cuando estés anclado en mi piel, tus pequeños defectos irán acompañados de comprensión y cariño. No lastimes mi espíritu de nuevo porque el tiempo va pasando, y las ilusiones se alejan cada vez más.
Querido amor, entra en mí y sabré darte la mejor de las acogidas.






Copyleft. Alzado 2003
Permitida la reproducción citando al autor e incluyendo un enlace al artículo original.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Antes de nada, quiero aclarar que no soy yo la persona a la que nuestra escritora novelista se refiere (algunos tienen mas suerte), pero al margen de esto y como veo que nadie te ha contestado en estos temas tan bonitos de padecer, y como nunca habia contestado a nadie en un block, paso a tomar la alternativa y que sea lo que Dios quiera, cambio el discurso anterior, se me ha ido un poco la inspiración "VA POR TI":

Si Dios me sigue regalando un trozo de vida, no diré todo lo que pienso, pero en definitiva pensaría todo lo que digo. Daré valor a las cosas, no por lo que valen, sino por lo que significan; dormiré poco, soñaré más, entiendo que cada minuto que pasa y cerramos los ojos, perdemos sesenta segundo de luz; andaré cuando los demás se detengan, despertaré cuando los demás duerman, escucharé cuando los demás hablen y como disfrutaré con un buen helado de chocolate; Escribiré mi odio odio sobre el hielo y esperaré a que salga el sol.

Espero que te haya gustado, es un placer poder tenerte como compañera-amiga.